Después de la derrota y del bajón obligatorio que produce perder sin haber tenido prácticamente posibilidad de competir ante un rival muy superior se te pasa el "luto" y la verdad es que se empieza a disfrutar de la Copa de otra manera.
En los aledaños, en las gradas, en los pasillos, el ambiente es genial. Se respira basket y es una pasada ir paseando por los pasillos y cruzarte a gente desde Giannakis a Karnisovas, de Norris a Epi, jugadores, exjugadores, entrenadores, árbitros,... baloncesto.
De esta Copa una de los cosas que me está llamando la atención ha sido comprobar que la afición del Lucentum es la cuarta con más presencia en las gradas, sólo superada por las de Barcelona, Baskonia y Real Madrid. Unicaja ha desplazado bastante menos que otras veces y ni Cajasol, Fuenla o Lagun Aro llegan a la cantidad de gente del Lucentum en las gradas.
Ahora empieza otra Copa, la de la fiesta de la grada, en la que en cada partido las aficiones se asocian para apoyar a algún equipo o simplemente para animar a su equipo, pasando de lo que pase en la cancha.
Hoy toca un Baskonia-Barcelona que se presenta espectacular porque la grada estará dividida, los anfitriones tendrán el apoyo de su gente, pero es más que probable que el resto de aficiones se una a la de Baskonia porque es la que más colorido y más ambiente da al Palau.
En la segunda semifinal, es de suponer que se imponga el antimadridismo que se respira en el Palau y la gente se vuelque con el Banca Civica, aunque no es un equipo que tenga un tirón especial.
Todo va dirigido hacia la final "soñada" desde que se hizo el sorteo, realmente son los dos equipos más potentes y lo cierto es que ver esa final será divertido y ya me imagino a las aficiones en las gradas que no apoyarán especialmente a ninguno de los dos (exceptuando sus propios seguidores, claro) sino que se dedicarán a hacer otros cánticos y se prevee una gran fiesta.
Luego volveremos a Alicante y la gente nos irá preguntando ¿Que faena lo del Lucentum no? ¿Que pena de viaje para nada?... Tomad aire, contad hasta seis e intentad (si podéis) hacerles ver que no es así, que la Copa es algo incomparable y que va más allá de la victoria o derrota de tu equipo, o al menos para la mayoría de equipos. Probablemente si los que os lo preguntan son muy futboleros no acaben nunca de entender esto.
Poniendo en comparación la Copa de Zaragoza y esta, lo que sí hecho de menos es ese ambiente de basket que impregnó la ciudad de Zaragoza y que hacía que fueras paseando por la calle y vieras por todos lados a gente con bufandas y gente de basket. En Barcelona esto se diluye totalmente y se pierde aquella magia especial que tuvo la Copa de 2005.
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