Pasar mucho tiempo a las órdenes de técnicos estrictos que sólo aceptan su visión del baloncesto obliga a desarrollar talentos paralelos para darle salida a la creatividad. Lucio Angulo es un hombre reflexivo que sabe jugar sus cartas y que sobrevive gracias a esa capacidad elogiosa que tienen los maños de no rendirse jamás. El viernes se reencuentra con el Lucentum. Ha estado toda la semana sin entrenar por culpa de un golpe que recibió en Vélez-Málaga. Allí terminó jugando de cuatro. Así es él, si se le necesita, nunca falla: «Creo que llego, seguro»
Pasar mucho tiempo a las órdenes de técnicos estrictos que sólo aceptan su visión del baloncesto obliga a desarrollar talentos paralelos para darle salida a la creatividad. Lucio Angulo es un hombre reflexivo que sabe jugar sus cartas y que sobrevive gracias a esa capacidad elogiosa que tienen los maños de no rendirse jamás. El viernes se reencuentra con el Lucentum. Ha estado toda la semana sin entrenar por culpa de un golpe que recibió en Vélez-Málaga. Allí terminó jugando de cuatro. Así es él, si se le necesita, nunca falla: «Creo que llego, seguro»
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